Escribo esto desde un lugar poco tradicional: el baño. He terminado de almorzar, he comido demasiado, me siento mal del estómago y la idea de siempre ronda por mi cabeza ¿qué pasaría sí...? Y pongo stop, digo que no pasa nada malo en mi vida, que todo va bien y que estoy exagerando. No sé si es porque el plato extra, porque detesto que me ignoren y no me incluyan o porque simplemente la calma siempre antecede al huracán.
Me siento absurda (o abzurdah, como prefieran)