Dualidad parte 2

Me muero de frío.
Afuera hace sol.
Me muero de frío
Debería hacer mi testamento... ah! es verdad! no tengo nada
Ayer fue un día épico en mi vida: pude dejar callada a mi mamá. Siempre me saca en cara las muchas cosas malas que hago "por capricho" y los problemas que le genero. Ejemplo: contratamos un servicio y yo les dije la tarifa, cuando vino el recibo salía mucho más de lo que les dije, al final no había calculado que venía sin impuestos ¡hurra yo! ¿ya les dije que acabé la Universidad hace como un año? jajaja ¡Bravo la chica post Universidad!
Hace como un mes me sentí miserable y lloré un par de horas por cómo me trató por eso que les acabo de decir. Ayer lo recordó y antes de que pudiera decir lo mismo le dije que yo cubría la diferencia porque ahora ya trabajo, fueron 3 gloriosos segundos en los que no supo qué decir, luego, por supuesto, siguió quejándose y diciendo lo que ya me dijo sobre mis caprichos. ME quedé callada, nunca ganaré por más de breves instantes, fue un día épico, porque son pocas las veces en las que puedo acallar sus quejas. No digo que sea mala madre, sólo que me genera demasiada ansiedad el reclamo cuando no podía hacer nada sin trabajo y con un pie enyesado ¿se entiende? Me genera odio hacia mí misma, me crea desequilibrio... diría la psicología que yo me creo todo eso porque se lo permito.

Ahora trabajo, tengo demasiada suerte y es inmerecido, pero puedo decir, como pocas personas, que trabajo en algo que me gusta mucho y me pagan por ello. Es ideal. Mis oxidados planes a futuro empiezan a brillar nuevamente, aún tímidamente, pero lo importante es que ya lo hacen.
Ahorasólodeboconservarloytrabajarmuyduroporqueasícomorecibolascosasasítambiénlasdesaprovecho

Estoy enferma, muy enferma.
Enferma de cof cof achis achis del tipo "me falta el aire para vivir y no es por tu ausencia amor" (xD) fui y en el triaje me pesaron. ¿Saben hace cuánto no lo hacía? mil vidas, mi mamá muy atenta, sin darme cuenta, me quité los zapatos (peso), el celular (peso) y casi protesto porque nadie me avisó y ya había desayunado, mi mamá casi sobre mi hombro. La enfermera gritaba la altura y el peso, me encogí y engordé. Creo que nunca había estado en tanto peso en mi vida, creo nada más porque había olvidado los números en el peso. Sólo me conducía de acuerdo a qué tan gordo es mi trasero, piernas y cuerpo en general. Dato curioso: desde que empecé a trabajar la ropa me va grande. Otro dato curioso: cuando me enyesaron mi mamá, como cualquier madre normal, me habló de dieta de inmediato. Yo, como cualquier persona normal, ya había pensado en eso desde que me dijeron la palabra yeso.
Sólo cosas normales.

Me duele teclear, literalmente. Soy una quejona, pido disculpas.

Entonces, estoy increíblemente gorda, me muero de frío y demás.
Por otro lado, soy la que más trabaja, excepto en este momento de debilidad extrema, la que se ríe mucho más que antes, la que ya no necesita terapia y la que se siente mejor, quien ya no tiene el corazón roto.

Dualidad.